Vivir en sociedad nos aporta beneficios que empoderan nuestro alma, y por eso es importante evitar el aislamiento, pues nos impide conectar con los demás y construir relaciones sanas desde la interdependencia.

Durante mucho tiempo, creí que la clave de la felicidad estaba en uno mismo… a secas. Me vendieron el cuento de la lucha individual por una vida independiente, y lo compré sin mirar el precio. Ahora repaso las cuentas y veo que no me salen.

La vida se compone de etapas. Si estás en contacto asiduo con tu intuición, sentirás cuándo llega el final de una, y cuándo se acerca el comienzo de otra. Pero cuidado, porque muchas veces vamos por la vida tan ensimismados, que en menos de un segundo está todo nevado y nos hemos perdido la belleza tostada del otoño.

Lo mismo sucede con las relaciones. Por el camino, encontramos personas que nos aportan una enseñanza, y depende de nosotros decidir cuál. No obstante, puede darse la situación en la que nos cueste ver con claridad la lección que han venido a enseñarnos. No te preocupes: la vida te pondrá en el camino la misma piedra aunque en apariencia cambie de rostro.

“Ten el coraje suficiente para confiar en el amor una vez más y siempre una vez más”.

Maya Angelou

Todos necesitamos de los demás. Necesitamos de su apoyo, sus enseñanzas, su verdad. Necesitamos reflejarnos en ellos para conocer mejor nuestras faltas. Son, en palabras simples y llanas, un regalo.

Desde la inocencia de la juventud, voy descubriendo que en el proceso de quererme, estoy aprendiendo a dejar entrar en mi vida a otros. En inteligencia emocional este nivel relacional se conoce como “interdependencia”; la clase de relación basada en el respeto y en un objetivo conjunto que beneficie a ambas partes. Si puedo aconsejarte algo, es que le des una oportunidad a este concepto.

En la sociedad que vivimos, nos instan a ser independientes, a sobrevivir en una jungla de fieras donde cada uno busca su propio beneficio. Nos bombardean a mensajes que en lugar de unirnos, nos separan.

Además, en las letras de canciones, el resentimiento, dolor, culpa y victimismo alimentan nuestro ego y nos hacen creer que somos invencibles, que no necesitamos de nadie para sobrevivir. Esto lo único que genera es más soledad. Aún así, cada vez hay más artistas que hablan en sus canciones de la unidad, de la resiliencia y el amor propio.

Es importante querernos y saber valernos por nuestros propios medios, pero el siguiente paso es ser capaces de trasladar este amor a las relaciones.

Pasos para combatir el aislamiento

El primer paso es ser

Todos necesitamos atención, cariño, aprecio, respeto. Todos necesitamos amor. Y es agotador escuchar el mismo discurso de siempre: te daré cuando reciba. Queridos, queridas: el amor no es un negocio. El amor se manifiesta cuando damos porque nos hace feliz dar, porque estamos rebosantes de amor y no hay otra cosa que podamos ofrecer. Aquí es cuando sale a relucir el grado de inversión que hemos hecho en nosotros, porque sólo podemos contribuir en la mesa con lo que tenemos.

¿Quieres amor en tu vida? Haz el trabajo necesario para ser capaz de dar amor bajo cualquier circunstancia, ya sea hacia los demás o hacia ti mismo. Ten por seguro que la vida te pondrá en el camino situaciones que te permitan desarrollar esta habilidad -aunque muchas no sean de tu agrado.

¿Quieres un sentido en tu vida? Aprende algo nuevo, invierte tiempo en desarrollar tus habilidades -o en conocerlas-, haz voluntariado. Es decir, manda un mensaje al universo de que estás dispuesto a encontrarlo, y acabarás atrayéndolo.

El siguiente paso, dar

En una entrevista con Oprah Winfrey, Maya Angelou dijo que el mejor consejo se lo había dado a su hijo: “Si quieres amigos, primero debes estar dispuesto a ser un amigo”. Y en el proceso de relacionarnos con los demás, necesitamos encontrar un refugio dentro de nosotros que nos recuerde nuestros límites.

Además, en esta afirmación encontramos dos mensajes:

  • La necesidad de los demás
  • La predisposición a ser aquello que buscas

La mayoría de nosotros tenemos una larga lista de las cualidades que nos encantaría ver en los demás, pero en el camino olvidamos hacernos la pregunta más importante:  “¿Qué persona necesito ser para atraer a estas personas en mi vida?”

¿Cuántas veces vamos por vida esperando que sean otros quienes den el primer paso?

Dar el primer paso puede ser algo tan simple como desarrollar las habilidades que te permitan ser la persona que tanto admiras. Pero para ello, es importante renunciar al ego, y esta es la tarea más difícil y compleja a la que nos enfrentamos.

El tercer paso: aceptar

No busques la perfección, busca la aceptación. Acepta que eres humano, que un día te levantarás con el pie izquierdo y no pasa nada, que otro cancelarás o te cancelarán un plan, y no pasa nada. Que habrá tiempos de duelo, de bajón, de crisis, de dudas, de inseguridades. Y no pasa nada. Porque la vida, en su sabiduría inmensa, nos prepara para algo mejor.

Por otro lado, acepta que tú solo no puedes con todo. Que a veces, necesitamos ayuda. A continuación, te facilito un enlace a un artículo que escribí para la revista online Natural, en el que hablo de los beneficios de contar con los demás: El poder curativo de la colaboración, espero que, por lo menos, te anime a dar el paso.

Por último, elige bien a tus ángeles. Aquellas personas que velan por ti, que te quieren sin requisitos. Cuando mueren pasan a un lugar privilegiado en el cielo, primera fila en el patio de butacas, porque su misión es cubrirte las espaldas.

Cualquier ser vivo puede ser un ángel. Tú decides. Lo importante es que su recuerdo te traiga paz. Te ilumine. Son los faros que todos necesitamos en la oscuridad, porque ten por seguro que en las noches de tormenta, su luz te dará tranquilidad.

Sara Juárez Batista
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