Temeroso como un pájaro enjaulado, cantando a la libertad,
como una hoja sacudida por el viento,
como un niño subido a un árbol
buscando el consuelo de una madre despreocupada.
Temeroso como la culpa detrás de la duda,
como el frío sin una manta que le abrigue,
como el titubeo de dos enamorados que se besan por primera vez.
Temeroso como un corazón ignorado por la mente,
como un pasado sin futuro al que mirar,
como la luz intermitente de una farola en mitad de la noche.
Temeroso como unos ojos deseando escuchar,
como el protagonista de un cuento que se aferra a su final,
o como una muñeca esperando un niño que quiera jugar con ella.
Temeroso como el silencio oculto entre las paredes,
como una taza agarrada sin firmeza,
como aquel que estima más la opinión del otro,
que la suya propia.
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