El primer paso para descubrir nuestro talento innato, radica en tomar conciencia de nuestra capacidad para amar. Asimismo, la vida nos da la oportunidad de esculpir nuestras habilidades por medio de la disciplina. Aprendiendo a conocer y gestionar nuestras emociones, podremos alcanzar el bienestar.
Qué es el talento
Muchas veces confundimos el talento con la motivación. Pero nada más lejos de la realidad. El talento te permite enfrentarte a un problema con una habilidad poco trabajada. Es lo que se conoce como una capacidad innata. Simplemente, nace de ti. La motivación en cambio, es un estado de la mente. Si esperas a tener motivación para sacar a relucir tu talento, estás perdido.
Pensemos por ejemplo en nuestro cuerpo. Este tiene la capacidad innata de respirar, moverse, sentir. Pero si no lo trabajamos a diario, se queda obsoleto y pierde facultades. La vida nos da la oportunidad de cuidar del vehículo natural que permite a nuestro espíritu alcanzar su máximo potencial. Pero al mismo tiempo, si descuidamos nuestra mente y nuestros sentimientos, el cuerpo paga las consecuencias. Con el talento sucede lo mismo. Como ves, es una relación intrapersonal.
El Universo, Dios, o en lo que hayas decidido creer, te ha dado el regalo de la vida. Muchos confunden talento con algo extraordinario, olvidando que es la persistencia, lo que convierte cualquier capacidad en esto último. Además, un talento no sólo se reduce a las artes y las ciencias. Si prestas atención a tu alrededor, te darás cuenta de que las personas que tienen éxito en una determinada disciplina, son aquellas que han decidido esculpir con la precisión de un orfebre, cada milímetro de su profesión. Sin darse cuenta, han descubierto el elixir de la vida.
En la película Soul (2020) de Disney y Pixar, descubrimos junto al protagonista, que el talento que todos compartimos es el de vivir. Y vivir no es acumular fotos en las redes sociales sobre un número determinado de experiencias. Vivir es experimentar un momento hasta el punto de poder sentirlo en tu interior, sin la necesidad de recurrir a una foto para reconocer qué pasó.
Como ves, encontramos un símil entre el talento y la vida: cuando centras toda tu atención en una disciplina entras en contacto con tu verdadera esencia, creando un puente que te conecta con lo divino; tu yo superior.
Por otro lado, pensar que todos tenemos sólo un talento puede abrumarnos, sobre todo si aún no hemos descubierto el nuestro. Así que recuerda que todos los seres humanos nacemos con una serie de capacidades innatas. Está en tus manos decidir qué hacer con ellas.
El talento del amor
La capacidad de amar está en todos nosotros. Sin excepción. Una vez comprendas esto, te darás cuenta de que para destacar en cualquier área, primero necesitas sentir un profundo respeto y apreciación por la vida. Esto te llevará a querer contribuir de la mejor manera posible, a crear un mundo más rico y humano.
Piénsalo: para desarrollar cualquier talento, necesitas disciplina. Es como la vida misma. Experimentar el presente requiere la capacidad de estar en silencio, respirar y entrar en un espacio en el que nos damos permiso para simplemente, ser.
Un primer paso para lograrlo, sería tomar conciencia de dónde ponemos nuestras prioridades. En lugar de centrar tu atención en los resultados que te gustaría obtener, el éxito que te encantaría alcanzar y el reconocimiento que tu ego tanto ansía, pon tu empeño en hacer algo que te llene el alma. Tanto como si es amasar pan, contar historias, reunir a tus seres queridos en torno a una mesa, o leer. Hazlo porque te hace feliz y te ayuda a entrar en un estado de paz. Todo lo demás vendrá solo.
Para terminar, sólo te pido una cosa: date la oportunidad de ser feliz, aunque sea un pequeño momento al día. Te aseguro que verás la vida con otros ojos, porque sólo desde un estado de paz, podemos tomar decisiones acertadas. Deja a un lado las preocupaciones por el futuro, o la culpa del pasado y date permiso para vivir. Sólo entonces comprenderás por qué la chispa que mueve cualquier talento es el amor. Un amor puro y ciego por la vida.