En el viaje de la vida vamos a encontrarnos con muchos obstáculos. Circunstancias naturales que nos impidan avanzar en un momento dado y nos obliguen a replantearnos las decisiones tomadas. Pero sobre todo, los grandes obstáculos estarán dentro de ti. La manera en la que aprendas a gestionarlos marcará toda la diferencia. En esta primera parte, veremos el miedo a lo desconocido. ¡Al lío!
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El miedo como aliado
Tenemos ante nosotros dos caminos: ver el miedo como un enemigo, o verlo como un aliado. Fíjate, el miedo es como una alarma que nos da el permiso de buscar recursos, herramientas que nos puedan ayudar a gestionar una situación que a priori no controlamos. El miedo nos ayuda a prevenir. Nos alerta.
De hecho, el miedo primitivo activa nuestro mecanismo de supervivencia para salvar nuestra vida en una situación de peligro real o hipotético. Cuando el miedo tiene una función adaptativa su fin es el de salvarnos la vida.
Miedo a lo desconocido
Y yo diría, que detrás de él puede esconderse también el miedo a la pérdida de control.
“El secreto para una buena calidad de vida es darnos el derecho de cuestionarnos el guion que otros escribieron para nosotros”. Este es un fragmento de un artículo que escribió Jorge Bucay para la Revista Cuerpo Mente hace bastantes años. Con decir que aún conservo los recortes, y están amarillentos, te lo digo todo.
Recuerdo ver de niña esas películas que nos mostraban la vida de personajes perdidos en busca de un sentido. Viviendo aventuras, creciendo, equivocándose, volviendo a empezar. Y soñaba con aquello, sin darme cuenta de que lo que tanto ansiaba era vivir sin más.
Un sentimiento más fuerte que el miedo a lo desconocido, me susurraba a los oídos del corazón que ese era mi destino.
A los 17 años, las palabras de Jorge Bucay: “La vida que vale la pena vivir implica correr riesgos, evadirnos de la segura cárcel de lo que siempre fue así, saltarse el guión”, que tenía pegadas con celo en mi armario, resonaron más fuerte que nunca en mí.
A esa edad llevaba leídos unos cuantos libros sobre inteligencia emocional gracias a Elsa Punset, y autores como los que menciono aquí. Todo eso intuyo que propició el primer gran punto de inflexión en mi vida.
El miedo y los sueños
En palabras de la redactora y fotógrafa Yvette Moya Angeler, en su artículo titulado: “Realizar un sueño” y publicado en la misma revista por aquel entonces:
“Suele suceder que en el momento en que uno sigue este tipo de intuiciones, aun en condiciones desfavorables, comienzan a suceder cosas asombrosas: casualidades que favorecen sus propósitos, que le traen o acercan lo que imagina, como si se premiara su atrevimiento”.
Estas palabras se quedaron grabadas a fuego en mi piel. Y te puedo asegurar, que cuando cuestionas el guion, cuando apuestas de verdad por un sueño, y trabajas cada día por conseguirlo, descubres que la magia de la vida.
Salirse de los bordes al colorear es un riesgo. Me acuerdo aún hoy, de una experiencia que tuve cuando cursaba infantil en el cole. Yo tendría cuatro, cinco años. Teníamos que colorear unos dibujos y después recortarlos y pegarlos en una carpeta. Mira que me gusta pintar, pero qué tostón. Me angustiaba tener que estar pendiente de no salirme de los bordes. Esto es real, palabra.
Y de repente, tuve la brillante idea de colorear sin ton ni son porque me di cuenta de que al recortarlo, lo que quedara fuera de los bordes iría a la papelera. Jo macho, si te digo la bronca que me echó la profe. Me quedé trauma. Yo que era una niña buena, que no se metía con nadie. Para una idea fabulosa que tenía y me regañaron por ella.
Hacer las cosas de forma distinta a las reglas establecidas puede incomodar a quienes te rodean. Y por reglas me refiero a los patrones de conducta que te inculcan en casa, o en el colegio.
Cómo gestionar el miedo a lo desconocido
Cuando tomes decisiones siguiendo tu instinto encontrarás personas que se sientan perturbadas por tu osadía. Pero ¿sabes qué? También otros se sentirán inspirados y tomarán el relevo para hacer lo que más les conviene.
Lo importante, es que te des cuenta de que vivir conlleva un riesgo, tanto si decides crear tu vida como llevar la que otros han elegido para ti, y está en tus manos decidir si salirte o no de los bordes. Todos convivimos con el miedo a lo desconocido.
¿Cómo gestionarlo? Lo importante aquí es que sepas reconocer tus límites actuales. Si lo que necesitas es sentir que estás control, entonces haz una lista de aquello que sí puedes controlar.
Algo que me ayuda mucho es reconocerme a mi misma lo siguiente: “yo no puedo controlar los resultados, no puedo controlar que vaya a aprobar el carnet de conducir, no puedo controlar que me vayan a contratar en x sitio.
Ahora, lo que sí puedo, es hacer todo posible para conseguirlo, y saber que pasé lo que pasé, habré hecho todo lo que esta en mi mano. Y para mí, eso es suficiente. Después, soy honesta y digo: Sara, ¿estás haciendo todo lo posible por conseguirlo? Y muchas veces la respuesta es, no.
Esto hace que recuperes de inmediato la batuta de tu vida. Es como recuperar una gran fuente de energía.
Si el objetivo es muy importante para ti, ponte las pilas y haz una lista mental o física de todo lo que necesitas para conseguirlo y vete poniendo tics. Si no te merece la pena hacer el esfuerzo, pasa página. Tu tiempo es valioso, no lo pierdas luchando por sueños que no te pertenecen.
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Referencias:
Bucay, J. Revista Cuerpomente. Enlace a la revista: https://www.cuerpomente.com/
Moya, I. Realizar un sueño. Revista Cuerpomente. Enlace a la revista: https://www.cuerpomente.com/