A veces necesitas creer que mereces algo más y mejor. La vida nos pone en situaciones que nos superan. Nos sentimos frustrados y divagamos entre dos mundos: pasado y futuro, olvidando que el presente llama con fuerza para quedarnos.
A veces necesitamos creer que algo es posible, para nosotros. Porque la vida nos reta a ser mejores, a cuestionar los límites que otros trataron de imponernos. Es este momento, cuando decidimos que ya es suficiente. Que somos suficiente.
Hay veces que seguimos un camino y todo son obstáculos. Continuamos aun a riesgo de sacrificar nuestro bien más preciado. Pero todo sacrificio conlleva un precio, y el precio es alto cuando ignoramos la voz que proviene de dentro. Sigilosa, nos advierte de que en el camino adecuado, todo fluye sin dificultad ni letargo.
Porque las piedras más pesadas sirven de asiento para el viajero cansado, las más altas delimitan un sendero imaginario, y las más pequeñas son sólo obstáculos que dificultan el viaje, pero no lo hacen imposible. Todo en la naturaleza tiene su propósito, si miramos con ojos provechosos.
A veces necesitamos creer que merecemos algo más y mejor. Porque la vida se compone de creencias, energía que se materializa en realidad y nos devuelve el mundo que elegimos ver para nosotros.
A veces necesitamos creer que algo es posible. Porque cada rama, árbol y criatura forman parte de un yo superior. La grandeza del universo nos implora ver con los ojos del corazón, y conectar con la capa más frágil y pura de nuestra existencia.
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