Cuida de tu salud emocional desde una colaboración sana con la razón.

Necesitamos una colaboración entre emoción y razón para desarrollarnos como individuos completos. De esta forma, podremos tomar decisiones que nos acerquen cada vez más a una nueva realidad, utilizando las emociones al servicio de nuestros sueños.

 

Emoción y razón, ¿van juntas de la mano?

La inteligencia emocional, aunque parece estar de moda, sigue siendo una gran desconocida. Muchas veces tomamos como referencia lo que otros dicen, hacen o piensan y lo asumimos como verdad sin cuestionarlo; sin hacer una investigación.

Es importante escuchar e interpretar las emociones para poder tener una vida más enriquecedora. ¿Por qué? Pues porque nos proporcionan información muy útil sobre los estímulos que provocan una reacción en nosotros, sobre quiénes somos y quiénes fuimos. Aprender a gestionarse a nivel emocional aporta estabilidad y tranquilidad, paz y quietud mental y espiritual. Ahora, esto para nada implica que debamos ignorar y mucho menos, hacer bullying a la razón.

 

La razón como mediadora entre intuición e instinto

La intuición es sabia; una percepción que actúa desde el inconsciente y nos ayuda a tomar mejores decisiones. Cuidado con confundirla con el instinto, que según la psicología de Carl Jung es un impulso biológico que nos lleva a sobrevivir.

Espero que el siguiente ejemplo te pueda ayudar a entender mejor esta diferencia:

Ejemplo: relaciones amorosas

instintivamente, puedes sentirte atraído/a hacia un perfil de pareja que con el tiempo y tras varios fiascos, resulta ser la menos conveniente para ti. Tu intuición te alerta desde el principio, pero muchas veces ignoramos esa vocecita interna con la esperanza de que: “esta vez sí, será diferente”.

¿Por qué en este caso el instinto nos perjudica?

Mucho se ha hablado de la influencia de los padres a la hora de elegir a nuestro compañero de vida. Si procedemos de un entorno disfuncional, “instintivamente” nos sentiremos atraídos hacia aquellas personas que nos resultan más familiares porque nos proporcionarán una sensación de seguridad y confort, aunque a la larga resulte perjudicial. Además, esto nos permitará revivir sentimientos de culpa, abandono, vergüenza entre otros, que una vez vivimos en la infancia en un intento de procesar el dolor que aún tenemos reprimido.

Qué movida, ¿verdad? En casos como este la razón juega un papel fundamental. Porque la razón nos va a permitir cuestionar aquello que ya no funciona, replantearnos qué vida queremos construir desde este momento. Nos va a ayudar a encontrar factores comunes y descartar aquello que más nos perjudica, aunque aún no seamos conscientes de ello.

 

Por qué las emociones son fundamentales

Tras muchos años de investigación en la rama de la psicología, y muchos que seguirán, hemos podido comprobar que las emociones son fundamentales para conectar y desarrollarnos como individuos plenos y completos; para relacionarnos de forma sana como personas y como sociedad.

Según la RAE, la base de la empatía está en: “la capacidad de identificación con algo o alguien”. Y yo añadiría, la capacidad de reconocer que nuestros actos tienen un efecto en los demás y en el entorno. Los individuos incapaces de empatizar son aquellos capaces de infringir dolor sin ningún tipo de culpa ni malestar. Sin ningún tipo de remordimiento. Como dijo Eduard Punset: “Los psicópatas nos enseñan que la falta de empatía alimenta nuestra crueldad”.

Una vez hemos visto la importancia de gestionar las emociones, pasemos a entender mejor el rol del entrenador emocional.

 

¿Qué hace a un entrenador ser un buen… entrenador?

La palabra coaching está bastante explotada. ¿Acaso un título ya nos convierte en buenos profesionales? ¿O es la experiencia lo que nos lleva a la maestría? Si por título entendemos conocimiento, entonces una respuesta válida sería la suma de todo. Aunque ya habría que revisar la calidad de ese conocimiento. En cualquier caso, lo que sí sabemos es que la inspiración divina no es un factor determinante, y que la vida es mucho más que un papel firmado.

Recuerdo la primera vez que vi la película: “Entrenador Carter” (2005), o “Coach Carter” como título original. Si no la has visto, o hace mucho que no la ves, te la recomiendo.

¿Qué sentido tendría que alguien asumiera el rol de entrenador de baloncesto y no supiera de primera mano lo que es el baloncesto? Y por supuesto, ¿cómo alguien sería capaz de inculcar a los alumnos los valores de la disciplina y la responsabilidad, si no supiera de primera mano de lo que está hablando?

Lo mismo sucede con un nutricionista que come fatal o un entrenador personal que físicamente se agota a los cinco minutos de ejercicio, y encima le está diciendo al cliente que se esfuerce y siga dándolo todo. ¿Qué autoridad tendría?

En el máster de guion nos hablaban mucho de la palabra: “verosimilitud”. Es decir, la credibilidad detrás de lo que hacemos y contamos. La coherencia entre lo que decimos y hacemos es fundamental para dar credibilidad como personas y como profesionales.

Aquellas personas que viven y respiran su profesión serán las más adecuadas para acompañarte en tu propio viaje personal. De la misma manera que te recomendaría ir a un psicólogo que también va a terapia, se actualiza cada x tiempo yendo a conferencias y leyendo sobre su tema, te recomiendo que elijas a un entrenador de vida que sepa lo que es la vida no solo por los libros. Alguien que trabaje en su propio crecimiento personal y te mande ejercicios que haya puesto en práctica primero por sí mismo. Y si encima, es una persona a la que admiras y te gustaría modelar, entonces vía libre.

 

¿Cómo saber quién es el entrenador emocional más adecuado para ti?

Cuando busqué terapeuta hace unos años para hacer una buena limpieza y llevar mi desarrollo personal al siguiente nivel de conciencia, investigué un poco antes de tomar la decisión definitiva. Tenía claros algunos factores: quería que fuese presencial y una sesión cada dos semanas. Contacté a varias candidatas y les planteé la misma situación de partida. Por supuesto, tenía algunas preferencias, pero sabía que por ser algo tan delicado e importante, iba a necesitar un plan (razón) al servicio de mi intuición.

Me quedé con la profesional que me generó más tranquilidad y seguridad con la respuesta. Ella misma fue quien me planteó que con una sesión cada dos semanas sería suficiente, y además me sentí libre de elegir. Sin ningún tipo de urgencia ni presión por su parte. Y fue un rotundo acierto.

Como ves, en este caso para mí fue de suma importancia una colaboración entre razón e intuición. Tanto si estás buscando un entrenador, mentor,  o ampliar tu círculo de amistades, mi recomendación es que elijas a aquellas personas que te transmitan paz, tranquilidad. Personas a las que admiras y de las que puedas aprender cosas nuevas. De esta forma, tu crecimiento y desarrollo personal estarán garantizados.

Si quieres saber más sobre las emociones y cómo gestionarlas adecuadamente te puede ayudar a alcanzar bienestar y equilibrio en tu vida, he creado una pequeña guía gratuita para ti: El poder de las emociones. Espero que te ayude y los ejercicios te supongan un primer gran paso en tu propio viaje de autodescubrimiento.

Conseguir guía

¡Nos vemos por aquí!

Referencias

Intuición e instinto: dos capacidades poderosas pero distintas. La mente es maravillosa. Extraído de: https://lamenteesmaravillosa.com/intuicion-e-instinto-capacidades/

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.5 en línea]. <https://dle.rae.es/empat%C3%ADa> [22/04/22].

Sara Juárez Batista
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